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martes, 17 de febrero de 2015

El deporte te da alegría, salud y autoestima


La vida de Cristina Osorio dio un giro cuando, hace 13 años, le diagnosticaron esclerosis múltiple. Pero desde entonces ha demostrado que aún con una enfermedad crónica, hacer deporte te ayuda a vivir mejor. Es más, ella asegura que correr, durante todo este tiempo, le ha ayudado a disminuir el efecto de la enfermedad. 


Si nos remontamos unos años atrás, veremos a Cristina continuamente a lomos de un caballo. Era jockey, y no se le daba mal. Pero era un deporte muy duro, más de lo que muchos piensan. "Se necesita una musculatura muy fuerte", explica Cristina. "Tienes que estar muy ligero de peso y hay que trabajar desde muy pronto". Tuvo que retirarse. La enfermedad no ayudaba.

Así que Cristina cambió la sensación de sentir el viento en la cara sobre un caballo para hacerlo desplazándose con sus propias piernas. Y tampoco se le dio mal.

"Realmente empecé a correr porque quería adelgazar", cuenta. "Y lo que hacía era ponerme ropa de invierno en verano y salía a correr". Practicando esa costumbre desaconsejada de los expertos de tratar de adelgazar sudando lo máximo posible.

Pero se enganchó, ya no había vuelta atrás: "pensé que lo de correr no estaba tan mal". A los 28 años se apuntó a su primera carrera. Y no tardó en apuntarse a triatlones, porque la bici y la natación también se le daban bien.

Pero, como saben los aplicados triatletas, el entrenamiento requiere mucha dedicación, y Cristina se dedicó básicamente a correr, "que era lo más cómodo". Entonces descubrió otra sensación distinta, y más plena: la decorrer por la montaña. En la primera carrera también se dio cuenta de que no se le daba mal. Y desde entonces, su relación con la montaña se hizo tan fuerte como sus ganas de evitar que la enfermedad afectara a su vida normal.

"Me diagnosticaron la esclerosis múltiple hace trece años, y entonces fue un palo, yo pensaba que me iba a morir. Pero luego te das cuenta de que no se acaba el mundo. Y de que la gasolina del alma son las ilusiones".

Así, con ilusión, siguió adelante, con la determinación de no dejar el deporte. "Me ha ayudado muchísimo", confiesa. "Al principio los médicos no me permitían correr. Pero yo seguía, porque me encontraba mejor. Ahora de hecho, recomiendan el deporte" para mitigar los efectos de la enfermedad. Pero correr no sólo le ayuda físicamente. El deporte "te da alegría, salud y autoestima".
Crisina Osorio, durante su participación en un triatlón
Fatiga

Pero, aunque trates de olvidar que está ahí, la enfermedad se manifiesta a veces en forma de brotes, que limitan las actividades de Cristina. Y llega acompañada de una fatiga profunda, un cansancio pesado.

A pesar de ello, ella intenta "parar lo menos posible". "Si no puedo porque estoy con una flojera tremenda, aunque sea salgo a caminar un poco. Pero no estoy más de una semana sin hacer nada. Me puede dar la fatiga de la enfermedad. Pero si no hago deporte, entonces es cuando me llega la fatiga".

Era tal su tozudez, que era capaz de hacer largos entrenamientos para largas carreras de montaña. "Durante una época, hacía algunos entrenamientos de entre 4 y 6 horas en la montaña". Esa pasión por correr arriba y abajo en la naturaleza le pasó factura: " Me estresé mucho, me pasé, y me dio un brote". ¿Y qué efectos le puede provocar un brote? "Cualquier cosa en el sistema nervioso", responde. "Ceguera temporal, o paralizar una parte del cuerpo. Me afectó al equilibrio, no podía caminar bien, no podía escribir". Tenía problemas de coordinación y fuerza.

Por ello, llegó a la conclusión de que, como para el resto de gente, enferma o no, hay que controlarse a la hora de practicar un deporte: "no hay que pasarse, el deporte es bueno, pero con moderación".

Así que decidió dejar de correr. No por la enfermedad en sí, más bien por sus problemas de cadera. "Llevo condolor de cadera desde hace unos 4 años, por desgaste. Y no es cuestión de destrozarse el cuerpo".

Pero que haya dejado de correr no significa que vaya a abandonar el deporte. Ni mucho menos. Se ha pasado a la natación. Y de nuevo marcándose objetivos y dando vida a su cuerpo. En algún momento del próximo año quiere cumplir un exigente reto: cruzar el Estrecho de Gibraltar nadando.
Cristina Osorio fundó la asociación 1km1sonrisa
Una hija y una asociación

Pero Cristina no piensa sólo en sus retos deportivos. De hecho, lo más importante en su vida es su hija. Y como madre soltera encuentra alguna dificultad más en el día a día para criar a su pequeña. "Por suerte, tengo una persona que me ayuda", apunta. "Pienso en todas las madres que trabajan y llevan a su familia adelante sin un padre. Eso sí tiene mérito, no correr 200 maratones o hacer buenas marcas".

Cristina dedica a su hija todo el tiempo que puede. "De lo que más orgullosa me siento es de estar día a día con ella". Aunque, a veces,resulta difícil organizarse para salir a entrenar.

También le preocupaba al comienzo cómo podría afectar la enfermedad a ese día a día con su hija. "Me caigo muy a menudo. Me fallan las piernas y tengo muchas heridas, ¡más que en las carreras de montaña!" Por eso, tenía miedo de estar con su hija en alguna de esos momentos. "Pero con el miedo no se llega a ningún sitio", dice Cristina convencida. Y también en este caso, su determinación ha vencido a los temores.

Esa pasión por vivir y sentirse viva, es contagiosa. Cristina lo sabe. Y se lo quiere transmitir a otras personas con enfermedades crónicas. Por ello, hace dos años creó la asociación [ 1km1sonrisa ]. En ella, desarrollan proyectos de cooperación y ayuda. "Es una forma de que los enfermos crónicos dejemos de mirarnos el ombligo. Siempre habrá gente que esté peor que tú", explica.

La asociación acoge a deportistas que quieren realizar un reto y recaudar dinero para causas solidarias. Sólo hay que darse de alta, registrar un reto y pedir donativos para una asociación. Lo que más le gusta a Cristina es que cada vez hay más enfermos crónicos que realizan retos y participan.

"Es un ejemplo para otras personas. El mensaje es que tener una enfermedad crónica no es el fin del mundo. Hay que aprender a convivir con la enfermedad, a vivir de una forma positiva". Después de 13 años conviviendo con la esclerosis múltiple, Cristina Osorio no cambia nada de lo que le ha pasado en su vida, porque incluso en dolencias crónicas como la suya se puede encontrar algo positivo. "La enfermedad es un gran maestro, a mí me ha enseñado mucho"

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